miércoles, 4 de enero de 2012

El bien del hombre no consiste en vencer al hombre, sino en que la verdad venza al hombre y éste lo acepte gustoso. Malo es que la verdad lo venza a su pesar. Preciso es que la verdad lo venza, sea que el hombre la confiese, sea que la niegue (S. Agustín. Carta 238,5.29).

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