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miércoles, 26 de marzo de 2014

Libertad para donarse

Se podría pensar que la caída de la natalidad sólo tiene que ver con los problemas económicos de las familias, y que para aumentarla sólo se requiere propiciar un incremento de los ingresos familiares e implementar las pertinentes ayudas económicas y sociales. Todo ello sería de una gran ayuda; pero no nos equivoquemos, lo verdaderamente grave ha sido, con el concurso de los poderosos y su dinero, la instalación en los corazones de una verdadera mentalidad egoísta y anti-vida que ha arraigado en profundidad. Es por tanto, necesario un cambio de mentalidad que permita ganar la propia libertad para donarse al otro: a la esposa o al esposo, a los hijos, a los ancianos, al que sufre.

Los obispos deseamos llamar de nuevo la atención sobre el valor y la dignidad de la vida humana desde la concepción y hasta su fin natural. Además, queremos instar a reflexionar sobre la experiencia vital en la que todos percibimos la vida como signo de esperanza; sabiendo que, en los momentos difíciles, dicha esperanza se oscurece y necesitamos de la ayuda de otros para recuperarla. La Encarnación del Hijos de Dios enaltece la dignidad de la vida humana. Jesucristo revela al hombre el misterio del hombre.

Tenemos que recuperar la grandeza del don y sentido de la maternidad, como el gran don de Dios a la mujer, que la dignifica, haciendo posible que en su seno se produzca el gran milagro de la vida. La maternidad ha sido ensombrecida en la sociedad actual por el feminismo radical y la ideología de género. Dicho feminismo radicalizado trata absurdamente de igualar lo diferente. Además pretende tratar de servilismo la potencial maternidad., afirmando, por otra parte, un poder despótico sobre el fruto de sus entrañas.

Es por esta diferencia sexuada entre el hombre y la mujer que puede darse de forma natural la procreación, la acogida del don de la vida que da Dios; sólo Él crea y convierte a los esposos en colaboradores suyos en el acto libre de la unión conyugal abierta a la vida. La corriente pseudo-igualitaria conlleva la errónea concepción de que el hijo es sólo responsabilidad de la madre.

El varón se relega a la figura del padre olvidado. Es especial recuperar la figura del padre.

Obispos de la Subcomisión episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida. 
Tomado de Alfa y Omega 20-marzo-2014

Enviado por Maximiliano de la Vega. Gracias

lunes, 24 de marzo de 2014

Los derechos promueven la vida, no la muerte

Nuestros desechos fundamentales tienen como meta promover la vida humana, desarrollarla plenamente, dotarla de libertad creativa, de sentido, de capacidad creativa en todos los órdenes. Los derechos van encaminados a promover la vida, no la muerte; la paz, no la guerra; la rectitud ética, no el desenfreno destructor. Su meta es incrementar la vitalidad en todos los órdenes, no bloquearla y agostarla. Pero hoy se proclama y exige el derecho al aborto.

Esta exigencia tiene muchas probabilidades de triunfar en la opinión pública, porque el vocablo derecho aparece unido con el término libertad, entendido como mera libertad de maniobra, libertad para actuar de forma arbitraria, conforme al propio gusto y parecer. El vocablo libertad –así entendido- es considerado hoy como término talismán. Ello lleva a algunos a creerse progresistas con sólo defender una libertad indiscriminada y, bajo su amparo, el derecho al aborto.

No es aceptable utilizar los vocablos con esta imprecisión táctica, para defender las propias tesis. Podemos afirmar nuestro derecho a cuidar la vida, porque es un don valioso que hemos recibido y hemos de mantener y desarrollar. Pero sería injustificado arrogarnos el derecho de disponer de nuestro cuerpo. Sólo es justo disponer de los objetos, y nuestro cuerpo ostenta un rango inmediatamente superior a todo objeto, por preciado que sea. Mi cuerpo es la expresión viva de mi persona. Por eso merece el mismo respeto que mi espíritu.

Solicitar un derecho para realizar un acto negativo, que está lejos de perfeccionarnos como personas, no tiene el menor sentido; más todavía, es un contrasentido. Hacerlo pasar como un signo de progresismo es un abuso manipulador del lenguaje que constituye un verdadero sarcasmo, un ataque a la capacidad humana de razonar y discernir.

Alfonso López Quintás -Extracto de su libro “Las sinrazones del aborto”- (ed. Digital Reasons)
Tomado de Alfa y Omega. Juaves 6 de marzo de 2014

Compartido por Maximiliano de la Vega
Muchas gracias

martes, 22 de enero de 2013

Los Santos Inocentes


El 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, fue un día propicio para reflexionar sobre la mal llamada Interrupción Voluntaria del Embarazo. Para el común de los mortales, el aborto es una tragedia que, si hace 2.000 años ya era una barbarie, hoy en día, por desgracia, algunos se atreven a reivindicarlo como un derecho.

La dramática cifra de abortos realizados durante el año 2011 en España es de 118.359. Cada número representa un ser humano al que se la ha quitado la vida. El 89,6 % de esos abortos realizados fueron perpetrados con pretextos difíciles de justificar. La desgraciada Ley aprobada por el Gobierno anterior es la responsable de esta escalofriante estadística, pero cuando, en 2013, se hagan públicos los datos del 2012, los abortos pasarán a ser responsabilidad de la ambigüedad de otro Gobierno. El retraso de la reforma de la Ley, está suponiendo 324 vidas humanas que dejan de nacer cada día.

Puede esperarse que la anunciada reforma de esta Ley, que corresponde al Ministro de Justicia, no suponga un mero lavado de cara de la anterior e incluya, al menos, la supresión del supuesto de riesgo psicológico para la madre que ha sido el coladero para aceptar cualquier petición de aborto. En principio esta reforma es muy factible si se atiene el legislador al cumplimiento de la Constitución que protege la vida.

No hay escusa, la ciencia está de parte de la vida y ya sabemos que desde el mismo momento de su concepción hay un ser humano único y con un código genético propio.



Tomado de Alfa y Omega 10/01/2013
Gracias a Maximiliano de la Vega por enviarnos este texto