La misión que tenemos en la red y en la vida real, no se deben basar tanto en crear estructuras como en el contagio.
¿Son malas las estructuras? No. En muchos casos son necesarias, pero no deben ser las protagonistas de la acción de la Iglesia, ya que la acción la debemos realizar cada uno de nosotros individualmente. Los santos no fueron estructuras, sino personas que cumplieron su misión. Esperar que las estructuras sean las protagonistas, es un sutil engaño del enemigo, ya que acalla las conciencias y nos hace desentendernos de nuestra responsabilidad.
¿Contagio? El contagio es un mecanismo natural que se da en muchos órdenes de naturaleza. Podemos pensar en contagios dañinos, como en el caso de las enfermedades, pero también se contagia la risa o la alegría. El contagio conlleva una serie de fases: contacto, sorpresa, asimilación y cambio interior. Necesita de un agente contagiante (nosotros) y un elemento de contagio (la Buena Noticia).
El contagio se realiza de manera natural. Dejemos que se produzca en nosotros para poder contagiar a otras personas. ¿En Internet? Sí, el contagio no tiene limitaciones en distancia o tiempo. Un comentario, un video, una imagen que compartamos en las redes sociales, puede cambiar la vida de muchas personas. ¿En la vida real? Nuestra presencia y ánimo son transformadores.
¿A qué esperamos?
¿A qué esperamos?
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