Chiclana de la Frontera (Cádiz, España)
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miércoles, 6 de febrero de 2013
martes, 5 de febrero de 2013
Mirar el mundo con la luz de la fe
La fe es un modo de iluminar la vida. No nos indica tanto lo que tenemos que ver sino el modo como hemos de ver el mundo. Nos enseña a reconocer su dignidad; a admirarlo por su grandeza y magnificencia; a valorarlo como la obra del Creador; a estar atentos a las necesidades de los demás, que, sin la luz de la fe, nos pasarían desapercibidos; a contemplarlo sabiendo que este deseo de ver nunca se podrá satisfacer por completo, ya que siempre tendremos sed de plenitud e infinito.
La fe aporta una visión de conjunto que reordena los acontecimientos otorgándoles su significado en el mosaico global de la vida y, a su vez, los revitaliza. Impregna de sentido detalles aparentemente insignificantes y nos ayuda a escapar de la tentación de absolutizar aspectos secundarios. La fe nos permite captar la inmensidad el mundo; explotar los horizontes de la realidad para encontrar en los límites de la existencia, los vestigios que revelan su sentido.
No da certeza absoluta, pero orienta la búsqueda de significados sólidos. Indica el camino. Ilumina nuestro interior y lo hace trascendente. A través de la mirada de los ojos del corazón (Ef 1, 18) es posible entender el mundo de un modo nuevo. Hasta que los ojos del corazón no se abren, no nos damos cuenta de que estamos constantemente visitados por Dios en la vida ordinaria.
Con la fe vamos descubriendo, en los hechos cotidianos de la existencia, el escenario del encuentro con el Misterio de Jesucristo como Hijo de Dios. Desde la fe la vida cotidiana es acogida como un signo de la presencia de la Eternidad encarnada en medio de lo que es transitorio.
La fe, y el amor, son un don de Dios. Hay que hacerlos crecer día a día.
Si tienes la gracia de creer no te olvides nunca de solicitar a Dios lo que pidió el padre del hijo enfermo: “Yo creo. ¡Aumenta mi fe!” (Mc 9, 24)
La Sagrada Familia. Diciembre 2012
Gracias a Maximiliano de la Vega por enviarnos este texto
miércoles, 30 de enero de 2013
miércoles, 23 de enero de 2013
miércoles, 16 de enero de 2013
martes, 15 de enero de 2013
Decálogo para vivir una fe “verdadera e integral”
2.- Fe, no es imitar a Jesús, el Señor, desde fuera, sino desde dentro, personalizando progresivamente, y según las edades existenciales, el misterio de Dios Uno y Trino.
3.- Fe, es tener los ojos, las manos, el corazón del mismo Jesús, para ser otros Cristo y poder llegar a decir con San Pablo, por el Espíritu: “No soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí”.
4.- Fe, es vivir y hacer realidad cotidiana y coherente el mensaje existencial de las Bienaventuranzas.
5.- Fe, es dejar que el Espíritu Santo me penetre y fecunde para divinizarme, para hacerme, como María, esposo, madre, hermano.
6.- Fe es vivir con coherencia, todas las dimensiones de mi vida en todos los ámbitos y momentos del día.
7.- Fe, no es algo sentimental o fideista. Es saber dar razones y esperanza de lo que cree.
8.- Una Fe formada y en diálogo con creyentes y no creyentes.
9.- Una Fe siempre en búsqueda, alimentada por dudas y certezas, y tratando de unir lo ético y lo místico hasta descansar en Dios.
10.- Una Fe hecha vida en comunidad eclesial como forma ineludible de unir identidad cristiana y misión.
Raúl Berzosa, Obispo de Ciudad Rodrigo
Tomado de Cooperador Paulino nº 164
Gracias a Maximiliano de la Vega por enviarnos este texto
jueves, 10 de enero de 2013
miércoles, 2 de enero de 2013
miércoles, 26 de diciembre de 2012
jueves, 20 de diciembre de 2012
miércoles, 14 de noviembre de 2012
lunes, 15 de octubre de 2012
El Credo. ¿Sabes lo que dices cuando lo profesas?
Este breve video nos permite reflexionar durante unos momentos sobre el Creo y la razón de que sea tan importante para la Iglesia. A veces lo recitamos casi sin darnos cuenta, aunque merecería que lo hiciéramos plenamente conscientes y nos comprometiéramos realmente con lo que decimos.
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