SENSIBILIDAD Y SOLIDARIDAD CON LOS PARADOS
Mis queridos diocesanos:
Os escribo esta carta con gran dolor, temor y temblor en la festividad de San José Obrero y el día de los trabajadores, que celebramos el próximo día 1 de Mayo.
1. Gravísima situación económica y del paro
Este año, una vez más, deseo hacerme eco de la gravísima situación, necesidades y angustias de los que no tienen trabajo y de sus familias; concretamente deseo transmitir a todos los trabajadores, a cuantos se encuentran angustiosamente desempleados y buscan trabajo, a quienes están de baja laboral por accidente o enfermedad, y a quienes gozan de merecida jubilación, mis sinceros sentimientos de fraterna sensibilidad y solidaridad.
En nuestra sociedad actual existen muchas personas que padecen graves necesidades, que son más sangrantes en aquellas familias en las que falta el trabajo, que es el medio natural de adquirir recursos para la subsistencia , y que es un derecho fundamental de la persona.
2. La Iglesia se siente íntima y realmente solidaria
La Iglesia se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia, participa de los gozos y de los sufrimientos de la comunidad humana en la que vive inserta. Por ello no puede permanecer insensible a los grandes problemas humanos, como es este del tremendo azote del paro que tan gravemente afecta a nuestra sociedad: la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo (Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral Gaudium et spes, n. 1).
Nuestra Iglesia Diocesana tampoco puede permanecer ajena a este gran problema y, aunque compruebo con satisfacción que a través de las Parroquias, de Cáritas y de la Pastoral Obrera vamos prestando generosa ayuda a muchas familias en paro, estas atenciones se revelan a todas luces insuficientes.
(sigue..)
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