Mucha admiración me causa esto y me llena de estupor; viajan los hombres para admirar las alturas de los montes, y las grandes olas del mar, y las anchurosas corrientes de los ríos, y la inmensidad del océano, y el giro de los astros, y se olvidan de sí mismos (San Agustín, Las Confesiones 10,8,15).
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