¿De dónde procede la limosna? Del corazón. Si das con la mano y no te compadeces en el corazón, nada hiciste; si, por el contrario, te compadeces en el corazón, aunque no tenga la mano cosa alguna que dar, Dios acepta la limosna (
San Agustín. Comentario al Salmo 125,5)
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