Luego tres condiciones son necesarias al alma: que esté sana, que mire, que vea. Las otras tres: fe, esperanza y caridad, son indispensables para lo primero y segundo. Para conocer a Dios en esta vida, igualmente las tres son necesarias; y en la otra vida sólo subsiste la caridad (San Agustín Soliloquios 1,7,14).
Amad, pero pensad qué cosa amáis. El amor de Dios y el amor del prójimo se llama caridad; el amor del mundo y el amor de este siglo se denomina concupiscencia. Refrénese la concupiscencia; excítese la caridad (San Agustín, Comentario al Salmo 31 2,5).
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