El artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad, y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”. Hago esta cita de entrada porque desearía que quedara muy claro que algunos aspectos de la defensa de la familia que se atribuyen a la religión, o a la religión católica no son exclusivos de ella, sino que son derechos humanos y tienen un carácter universal. Es cierto que la familia para un católico tiene un fundamento en la Sagrada Familia y que nos miramos en ella queriendo imitar si se es padre, a san José si se es madre a María como modelo y, eso todos, si somos hijos, imitar a Cristo. Si, eso es cierto. Pero las leyes civiles laicas, durante siglos, se podría decir que siempre, salvo en los últimos años han considerado que la familia es la compuesta de hombre, mujer e hijos y que eso es lo natural, como dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Los cristianos sólo añaden al elemento natural un punto sobrenatural, construyen algo sagrado sobre lo natural: La Iglesia Católica siempre edifica sus leyes, sus normas, sin contradecir la naturaleza. Su cimiento está en la naturaleza humana, sólo que la Iglesia el edificio de la familia lo hace un poco más alto.
En la declaración laica de la familia se añade que la familia natural es fundamento de la sociedad. Por eso sobre la familia constituida de forma natural por hombre, mujer e hijos, en la medida en la que las distintas sociedades, culturas, regímenes jurídicos, países, etc. se aparten de la constitución natural, se empieza a decir, por ejemplo, desde que hay distintos tipos de familias –que en realidad son distintos tipos de convivencia- hasta que también es familia cuando dos personas del mismo sexo quieren constituirla, cosa naturalmente imposible.
Evaristo de Vicente
Tomado de La Gaceta 29/12/2012
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