2.- Fe, no es imitar a Jesús, el Señor, desde fuera, sino desde dentro, personalizando progresivamente, y según las edades existenciales, el misterio de Dios Uno y Trino.
3.- Fe, es tener los ojos, las manos, el corazón del mismo Jesús, para ser otros Cristo y poder llegar a decir con San Pablo, por el Espíritu: “No soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí”.
4.- Fe, es vivir y hacer realidad cotidiana y coherente el mensaje existencial de las Bienaventuranzas.
5.- Fe, es dejar que el Espíritu Santo me penetre y fecunde para divinizarme, para hacerme, como María, esposo, madre, hermano.
6.- Fe es vivir con coherencia, todas las dimensiones de mi vida en todos los ámbitos y momentos del día.
7.- Fe, no es algo sentimental o fideista. Es saber dar razones y esperanza de lo que cree.
8.- Una Fe formada y en diálogo con creyentes y no creyentes.
9.- Una Fe siempre en búsqueda, alimentada por dudas y certezas, y tratando de unir lo ético y lo místico hasta descansar en Dios.
10.- Una Fe hecha vida en comunidad eclesial como forma ineludible de unir identidad cristiana y misión.
Raúl Berzosa, Obispo de Ciudad Rodrigo
Tomado de Cooperador Paulino nº 164
Gracias a Maximiliano de la Vega por enviarnos este texto
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