
El encumbramiento perverso tiene lugar cuando se complace uno demasiado en sí mismo. Y se complace así cuando se aparta de aquel bien inmutable que debió agradarle más que él así mismo (San Agustín. La Ciudad de Dios 14,13,1)
Chiclana de la Frontera (Cádiz, España)
No hay comentarios:
Publicar un comentario