Nosotros, empero, sólo seremos felices en El, con El y por El. Por su gracia somos unidad entre nosotros y un solo espíritu con El, siempre que a El se aglutine nuestro espíritu. Es un bien para nosotros adherirnos a Dios, pues pierde a todo el que lo abandona (San Agustín. Tratado sobre la Trinidad 6,5,7).
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