Puesto que aquí es imposible vivir sin pecado, dejó a los bautizados una oración para que digamos: "Perdónanos nuestras deudas". Hay deudas; la oración es la fianza para todas, pero no cesamos de convertirnos en deudores (San Agustín. Sermón 229E,3).
No hay comentarios:
Publicar un comentario