Chiclana de la Frontera (Cádiz, España)
jueves, 28 de febrero de 2013
martes, 26 de febrero de 2013
lunes, 25 de febrero de 2013
Último Ángelus de Benedicto XVI. Domingo 24/02/2013
Queridos
hermanos y hermanas:
En el segundo domingo de Cuaresma la Liturgia nos presenta siempre el Evangelio de la
Transfiguración del Señor. El
evangelista Lucas resalta de modo particular el hecho de que Jesús se transfiguró mientras oraba: la suya
es una experiencia profunda de relación con el Padre durante una especie de
retiro espiritual que Jesús vive en un monte alto en compañía de Pedro Santiago
y Juan, los tres discípulos siempre presentes en los momentos de la
manifestación divina del Maestro (Lc 5, 10; 8, 51; 9,28). El Señor, que poco antes había preanunciado
su muerte y resurrección (9, 22), ofrece a los discípulos un anticipo de su gloria.
Y también la transfiguración, como en el bautismo, resuena la voz del Padre
celestial: “”Este es mijo, mi Elegido;
escúchenlo”” (9, 35). Además, la presencia de Moisés y Elías, que representan
la Ley y los Profetas de la Antigua Alianza, es sumamente significativa: toda
la historia de la Alianza está orientada hacia Él, hacia Cristo, quien realiza
un nuevo “”éxodo”” (9, 31), no hacia la tierra prometida en tiempos de Moisés,
sino hacia el Cielo. La intervención de Pedro: “¡Maestro, que bello estar aquí!”
(9,33) representa el intento imposible de demorar tal experiencia mística. Comenta San Agustín: ““[Pedro]… en el
monte…tenía a Cristo como alimento del alma. ¿Por qué habría que descender para
regresar a las fatigas y a los dolores, mientras allá arriba estaba lleno de
sentimientos de santo amor hacia Dios que le inspiraban, por tanto, una santa
conducta?”” (Discurso 78, 3).Meditando este pasaje del Evangelio, podemos
aprender una enseñanza muy importante. Ante todo, la primicia de la oración, sin la cual todo el empeño del
apostolado y de la caridad se reduce a activismo. En la Cuaresma aprendemos a
dar el justo tiempo a la oración, personal y comunitaria, que da trascendencia a nuestra vida
espiritual. Además, la oración no es aislarse del mundo y de sus
contradicciones, como en el Tabor habría querido Pedro, sino que la oración
reconduce al camino, a la acción. “”La existencia cristiana –he escrito en el
Mensaje para esta Cuaresma- consiste en un continuo subir al monte del
encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza
que derivan de éste, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el
mismo amor de Dios” (n. 3). Queridos hermanos y hermanas, esta Palabra de Dios la siento de modo particular dirigida a mí, en este momento de mi vida. El Seor me llama
a “”subir al monte””,a dedicarme aún más a la oración y a la meditación. Pero
esto no significa abandonar la Iglesia, es más, si Dios me pide esto es
precisamente para que yo pueda seguir
sirviéndola con la misma entrega y el mismo amor con el que lo he hecho hasta
ahora, pero de modo más apto a piedad y a mis fuerzas. Invoquemos la
intervención de la Virgen María, que ella nos ayude a todos a seguir siempre al
Señor Jesús, en la oración y en la caridad activa.”
Gracias a Maximiliano de la Vega por enviarnos este texto
sábado, 23 de febrero de 2013
Video Evangelio II Domingo de Cuaresma.
"Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo".
Evangelio según San Lucas 9,28b-36.
viernes, 22 de febrero de 2013
Mensaje del Obispo de Cádiz y Ceuta para vivir la Santa Cuaresma 2013
Queridos fieles diocesanos,
Al comenzar esta Santa Cuaresma nos ponemos en camino como peregrinos que se saben cuidados por el Buen Pastor que guía nuestra marcha, a veces a través del desierto o de la noche, pero conscientes de que “su vara y su cayado nos sosiegan” (Salmo 22). Efectivamente nuestro tiempo tan herido por el individualismo y la superficialidad camina, pero sin saber la meta. Nosotros, en cambio, “sabemos bien adónde vamos” (Himno de Laudes del tiempo cuaresmal). Nuestro origen es el amor de Dios y éste también es nuestra meta. El tiempo presente se nos da para que ese Amor nos vaya haciendo como Él: más divinos, más humanos “hasta llegar a la plenitud, a la estatura de Cristo” (Ef 4, 13). Esta estatura de Cristo es la caritas, que es como los cristianos llamamos al amor natural cuando es plenificado por la gracia sobrenatural del Espíritu Santo. De este modo, el cristiano madura, crece, en la medida en que ama con esta caritas. Lo mismo podríamos decir de la Iglesia en general, de nuestra diócesis o de nuestras parroquias o comunidades. El Santo Padre lo ha recordado hace poco en su Motu Propio sobre el Servicio de la Caridad en la Iglesia:
El servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia; todos los fieles tienen el derecho y el deber de implicarse personalmente para vivir el mandamiento nuevo que Cristo nos dejó (cf. Jn 15, 12), brindando al hombre contemporáneo no sólo sustento material, sino también sosiego y cuidado del alma (cf. Carta enc. Deus caritas est, 28). Asimismo, la Iglesia está llamada a ejercer la diakonia de la caridad en su dimensión comunitaria, desde las pequeñas comunidades locales a las Iglesias particulares, hasta abarcar a la Iglesia universal.
Todos somos muy conscientes de que en las presentes circunstancias sociales la Iglesia está realizando una labor indiscutible de forma organizada y también a través de sus miembros individualmente. Justamente por ello esta Cuaresma puede ser la oportunidad de ir hasta el fondo de esa caridad tan llena de humanidad. Las personas no necesitan sólo de alimentos o ropa sino que demandan sobre todo de amor, y, en el fondo, requieren a Cristo. Podremos dar a Cristo a través de nuestro amor si vivimos pegados a Él por medio de la gracia santificante que recibimos en los sacramentos. Así dice el Motu Propio:
Se ha de tener muy presente que la actuación práctica resulta insuficiente si en ella no se puede percibir el amor por el hombre, un amor que se alimenta en el encuentro con Cristo. Por tanto, en la actividad caritativa, las numerosas organizaciones católicas no deben limitarse a una mera recogida o distribución de fondos, sino que deben prestar siempre especial atención a la persona que se encuentra en situación de necesidad y llevar a cabo asimismo una preciosa función pedagógica en la comunidad cristiana, favoreciendo la educación a la solidaridad, al respeto y al amor según la lógica del Evangelio de Cristo. En efecto, en todos sus ámbitos, la actividad caritativa de la Iglesia debe evitar el riesgo de diluirse en una organización asistencial genérica, convirtiéndose simplemente en una de sus variantes.
Cómo me gustaría que la cuaresma de este año fuese en nuestra diócesis la Cuaresma de la Caridad. Deseo y os animo para que sea la Cuaresma en la que experimentemos, de nuevo, el Amor de Dios Padre a través del sacramento de la Reconciliación, preparado y vivido con gran profundidad. Os exhorto también para que viváis el tiempo sagrado en el que a través de los misterios de los días cuaresmales podamos ser renovados por el Espíritu del Amor, el Espíritu Santo. Esto son los días santos en los que al contemplar las imágenes de la Pasión del Señor podamos reconocer el Amor de Dios manifestado en su Hijo divino, Cristo Jesús. Vivamos, pues, una vida transformada por la Sagrada Comunión recibida cada domingo para poder comulgar el Gran Domingo de Resurrección renovados, liberados, llenos de alegría y de gracia. El mundo necesita esperanza, respirar buenas noticias, saber que la grandeza de la meta compensa la fatiga del camino, que no estamos solos, que el Buen Pastor va con nosotros. Ojalá estos días sirvan para ello mediante todos los medios que el Señor ha dejado a su Iglesia para transformarnos, los medios de santificación, los acostumbrados instrumentos de la limosna, el ayuno y la oración. Os invito a aprovechar también las Conferencias Cuaresmales que se ofrecen en tantas parroquias de la diócesis, que quieren ser una ayuda para la interiorización, el estímulo ilusionante de seguir al Señor como discípulos, la purificación del corazón, una verdadera oxigenación de la vida cristiana.
Yo también recibiré con vosotros la ceniza y con vosotros pediré con humildad esta renovación. Si nos diésemos cuenta de la ilusión que siente el Señor por nuestras vidas nada podría con nosotros. No dejemos pasar esta oportunidad habitual de la vida de la Iglesia para renovar a fondo nuestra pertenencia a Cristo, nuestra identificación con Él, en una palabra, nuestra fe, en el Año de la Fe.
Me parece necesario añadir también, como parte integrante de nuestro obrar cristiano en este tiempo de Cuaresma determinado por la reciente renuncia del Santo Padre Benedicto XVI, a expresar nuestra caridad fraterna en una oración de suplica más viva, que nos una fuertemente en el amor de Cristo y nos haga más responsables de la vida de la Iglesia. Os pido, por tanto, ofrecer el rezo del Santo Rosario, en comunidad o en privado, en familia, en grupo o a solas, por el Conclave y el nuevo pontífice que ha de pastorear en nombre de Cristo a la Iglesia de Dios, y por las necesidades de la Iglesia en esta nueva situación. Invito a todos, además, a hacer preces por ello en todas las Misas y momentos de adoración eucarística.
A María, la Virgen de la Soledad, pero también Madre de la Esperanza, la de la ternura maternal y del Amor, confiamos esta Cuaresma de la Caridad y con ella esperamos la Resurrección de su Hijo en nuestras vidas y un Nuevo Pentecostés en nuestra Iglesia diocesana.
Feliz y santa Cuaresma.
+Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta
miércoles, 20 de febrero de 2013
Oración por Benedicto XVI y por el próximo Papa
Nos pide el Señor Obispo que os hagamos llegar esta oración para que pueda ser recitada individualmente o en comunidad, pidiendo al Señor por el Papa Benedicto XVI y por el próximo Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal.
Guillermo Domínguez Leonsegui, Vicario Gral.
-oOo-
Ayúdanos en este tiempo de gracia, a orar con fervor y acoger en el amor a quien nos quieras dar para guiar a tu Iglesia.
Te pedimos especialmente que derrames tu gracia, tu luz y tu amor sobre todos los Cardenales que han de elegir al nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro.
Que el nuevo Papa nos presida en la unidad y la caridad, sirva con ardor y gran celo en la apasionante tarea de la Nueva Evangelización.
Unidos con María, Madre de la Iglesia, colocamos bajo su maternal amparo el camino de quien guiará a la comunidad cristiana desde su nuevo Pontificado.
Amén.
Te pedimos especialmente que derrames tu gracia, tu luz y tu amor sobre todos los Cardenales que han de elegir al nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro.
Que el nuevo Papa nos presida en la unidad y la caridad, sirva con ardor y gran celo en la apasionante tarea de la Nueva Evangelización.
Unidos con María, Madre de la Iglesia, colocamos bajo su maternal amparo el camino de quien guiará a la comunidad cristiana desde su nuevo Pontificado.
Amén.
martes, 19 de febrero de 2013
lunes, 18 de febrero de 2013
Frases y pensamientos,
sábado, 16 de febrero de 2013
Video Evangelio I Cuaresma
"Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan".
Evangelio según San Lucas 4,1-13.
martes, 12 de febrero de 2013
Benedicto XVI renuncia al Ministerio Petrino
Ante la sorpresa general, Benedicto XVI ha anunciado este lunes su renuncia al pontificado de obispo de Roma en un encuentro con cardenales y obispos en el Vaticano.
En su breve discurso, pronunciado en latín explicó que la Sede de Pedro quedará vacante a partir del 28 de febrero y que posteriormente se convocará un cónclave para la elección de su sucesor.
“Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”, explicó el Papa en un discurso que ha tomado por sorpresa a la Iglesia universal.
Benedicto XVI, que cumplirá 86 años el 16 de abril y había sido elegido obispo de Roma en cónclave el 19 de abril de 2005, reconoce que “para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”.
El Papa declara “que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice”.
Benedicto XVI había publicado el 11 de junio de 2007 una carta apostólica en forma de “motu proprio” con la que restablecía la mayoría de dos tercios de los cardenales electores participantes para la elección de un pontífice.
Las palabras exactas del Papa pueden leerse aquí.
Las palabras exactas del Papa pueden leerse aquí.
Pueden leer el Mensaje de nuestro Obispo, Mons Zornoza, ha realizado por la renuncia del Papa: aquí
lunes, 11 de febrero de 2013
Frases y pensamientos,
sábado, 9 de febrero de 2013
Video Evangelio V Domingo tiempo Ordinario (C)
"No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres"
Evangelio según San Lucas 5,1-11.
jueves, 7 de febrero de 2013
miércoles, 6 de febrero de 2013
martes, 5 de febrero de 2013
Mirar el mundo con la luz de la fe
La fe es un modo de iluminar la vida. No nos indica tanto lo que tenemos que ver sino el modo como hemos de ver el mundo. Nos enseña a reconocer su dignidad; a admirarlo por su grandeza y magnificencia; a valorarlo como la obra del Creador; a estar atentos a las necesidades de los demás, que, sin la luz de la fe, nos pasarían desapercibidos; a contemplarlo sabiendo que este deseo de ver nunca se podrá satisfacer por completo, ya que siempre tendremos sed de plenitud e infinito.
La fe aporta una visión de conjunto que reordena los acontecimientos otorgándoles su significado en el mosaico global de la vida y, a su vez, los revitaliza. Impregna de sentido detalles aparentemente insignificantes y nos ayuda a escapar de la tentación de absolutizar aspectos secundarios. La fe nos permite captar la inmensidad el mundo; explotar los horizontes de la realidad para encontrar en los límites de la existencia, los vestigios que revelan su sentido.
No da certeza absoluta, pero orienta la búsqueda de significados sólidos. Indica el camino. Ilumina nuestro interior y lo hace trascendente. A través de la mirada de los ojos del corazón (Ef 1, 18) es posible entender el mundo de un modo nuevo. Hasta que los ojos del corazón no se abren, no nos damos cuenta de que estamos constantemente visitados por Dios en la vida ordinaria.
Con la fe vamos descubriendo, en los hechos cotidianos de la existencia, el escenario del encuentro con el Misterio de Jesucristo como Hijo de Dios. Desde la fe la vida cotidiana es acogida como un signo de la presencia de la Eternidad encarnada en medio de lo que es transitorio.
La fe, y el amor, son un don de Dios. Hay que hacerlos crecer día a día.
Si tienes la gracia de creer no te olvides nunca de solicitar a Dios lo que pidió el padre del hijo enfermo: “Yo creo. ¡Aumenta mi fe!” (Mc 9, 24)
La Sagrada Familia. Diciembre 2012
Gracias a Maximiliano de la Vega por enviarnos este texto
lunes, 4 de febrero de 2013
Frases y pensamientos
sábado, 2 de febrero de 2013
Video Evangelio IV Domingo tiempo Ordinario (C)
"Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra."
Evangelio según San Lucas 4,21-30.
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