1.- Felices quienes han disfrutado de una familia cálida, acogedora, cordial, alegre y desprendida, comprensiva, porque siempre habrá continuadores de su ejemplo y siempre serán manifestación y sacramento del Amor de Dios.
2.- Felices quienes mantienen siempre en su familia un espíritu de diálogo, de libertad, de responsabilidad compartida, de crecimiento personal de cada uno de sus integrantes y saben dar gracias por ello.
3.- Felices quienes recuerdan siempre el ejemplo de sus padres, su dedicación, su trabajo desinteresado, para recordarlo en la familia que crearán más tarde.
4.- Felices quienes han aprendido de su familia que muchas veces hay que decir no, para afirmar un carácter de fortaleza, de esfuerzo, de entrega, de agradecimiento, de perdón.
5.- Felices quienes han disfrutado de juegos, alegrías y dificultades, risas, sorpresas, momentos de intimidad y sencilla cotidianeidad.
6.- Felices quienes han aprendido que la familia no les presiona ni cercena su visión de la vida, ni sus aspiraciones, sino que es lugar donde se anima a recorrer el sendero de la libertad.
7.- Felices quienes, abiertos los ojos al mundo que les rodea, ven que no hay un único tipo de familia, se muestran tolerantes y saben apreciar lo positivo que hay en esta pluralidad, y están felices de que así sea.
8.- Felices quienes van más allá de la familia en la que nacieron y amplían su idea de familia a quienes comparten con ellos el compromiso por otro mundo más fraterno.
Gracias a Maximiliano de la Vega
por remitirnos este texto
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