Mensaje del Papa Francisco al cardenal Angelo Bagnesco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, con ocasión de la XLVII Semana Social de los católicos Italianos (Turín 12/15 -9-2013)
[…] El tema de la Semana Social es “La familia, esperanza y futuro para la sociedad italiana”. Expreso todo mi aprecio por esta elección y por haber asociado a la familia la idea de esperanza y futuro. ¡Es realmente así! Pero, para la comunidad cristiana, la familia, es mucho más que un “tema”: es vida, es entramado diario, es camino de generaciones que se transmiten la fe junto con el amor y con los valores fundamentales; es solidaridad concreta, fatiga, paciencia y también proyecto, esperanza, futuro. La comunidad cristiana, que vive todo esto a la luz de la fe, de la esperanza y de la caridad, no se lo queda para sí misma, sino que se convierte cada día en fermento dentro de la masa de todo la sociedad, con vistas a su mayor bien común. (Gs, n 47).
Esperanza y futuro suponen memoria. La memoria de nuestros ancianos es el apoyo preciso para proseguir en el camino. El futuro de la sociedad y concretamente el de la sociedad italiana, radica en los ancianos y en los jóvenes: en estos, porque tienen la fuerza y la edad necesaria para llevar adelante la historia; en aquellos, porque son la memoria viva. Un pueblo que no cuide de los ancianos, de los niños y de los jóvenes no tiene futuro, ya que menoscaba la memoria y la promesa.
[…] Ante todo, como Iglesia, ofrecemos una concepción de la familia que es la del Libro del Génesis, la de la unidad en la diferencia entre el hombre y la mujer, y la de la fecundidad. En esta realidad, además, reconocemos un bien para todos, la primera sociedad natural, tal como la incorpora también la Constitución de la República Italiana. Por último queremos reafirmar que la familia así concebida sigue siendo el primero y principal sujeto constructor de la sociedad y de la economía a la medida del hombre, y como tal merece ser sostenida con eficacia. Las consecuencias tanto positivas como negativas, de las decisiones de carácter cultural, ante todo, y político en relación con la familia afectan a los diferentes ámbitos de la vida de una sociedad y de un país: desde el problema demográfico –que es grave en todo el continente europeo y especialmente en Italia- hasta las demás cuestiones referentes al trabajo y a la economía en general y al crecimiento de los hijos, hasta aquellas que atañen a la propia visión antropológica que está en la base de nuestra civilización. (Caritas in veritate n 44)
Estas reflexiones no interesan tan solo a los creyentes, sino a todas las personas de buena voluntad, a todos aquellos que se desvelan por el bien común del país, precisamente como sucede con los problemas de la ecología medioambiental, que mucho pueden ayudar a que se comprendan los de la “ecología del hombre”.
La familia es escuela privilegiada de generosidad, de compartir, de responsabilidad; escuela que enseña a superar cierta mentalidad individualista que se ha abierto camino en nuestra sociedad. Apoyar a las familias y promoverlas, valorizando su función fundamental y central, significa trabajar por le desarrollo equitativo y solidario.
No podemos ignorar el sufrimiento de tantas familias debido a la falta de trabajo, al problema de la vivienda, a la imposibilidad práctica de ejecutar las propias decisiones en el campo educativo; ni el sufrimiento también debido a conflictos internos de las propias familias, a los fracasos de la experiencia conyugal y familiar, a la violencia que, por desgracia, anida y hace daño también en el seno de nuestro hogares. Debemos y queremos estar particularmente cercanos a todos, con respeto y con sentido auténtico de fraternidad y de solidaridad. Pero, sobre todo, queremos recordar el testimonio sencillo, pero hermoso y valiente, de muchísimas familias, que viven la experiencia del matrimonio y de la paternidad con alegría, iluminadas y sostenidas por la gracia del Señor, sin miedo a afrontar también los momentos de la cruz, la cual, si es vivida en unión con la del Señor, lejos de impedir el camino del amor, puede hacerlo más firme y más completo.
Que esta Semana Social contribuya eficazmente a poner de relieve el vínculo que une al bien común con la promoción de la familia basada en el matrimonio, trascendiendo prejuicios e ideologías. Se trata de una deuda de esperanza que todos tienen con el país, y especialmente con los jóvenes, a los que es preciso brindarles esperanza para el futuro.
[…] Vaticano, 11 de septiembre de 2013 Tomado de ECCLESIA. (5/10/2013)
Enviado por Maximiliano de la Vega
Gracias