Quienes no ofrecen resistencia a la voluntad de Dios, ésos son los mansos. ¿Quiénes son los mansos? Aquellos que cuando les va bien alaban a Dios y cuando les va mal no le blasfeman; glorifican a Dios por sus buenas obras y se acusan a si mismos por sus pecados (San Agustín. Sermón 53A,7).
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