El Instrumento laboris sobre el Sínodo de la Familia, hecho público la semana pasada (23-29 de junio), reconoce que “la Iglesia se complace en constatar un ímpetu, sobre todo entre los jóvenes, que hace entrever una nueva primavera para la familia”. Inma y Alfredo responsables de la Pastoral Familiar en la Vicaría VIII (Madrid), con cuatro hijos y nueve nietos, y 39 años de matrimonio, constatan que, “como nos ha dicho el Papa Francisco, no podemos vivir nuestra fe fuera de la Iglesia: y las familias tampoco. Es necesario que las familias no estén solas: que los párrocos se abran un poco a crear en sus parroquias una comunidad cristiana de familias, que se sientan acogidas, que se formen y vivan la alegría de vivir juntas la fe… El día a día y el estrés nos empujan a irnos separando poco a poco de nuestro cónyuge y de nuestra familia, por eso es necesario tener este refugio. Que los párrocos no tengan miedo, que formen grupos de matrimonios que den testimonio de la fe, que para eso nos ha puesto el Señor: para poder predicar el Evangelio”.
En esta evangelización que han de llevar a delante las familias, “lo primero es el testimonio de vida: rezar juntos en el matrimonio, rezar con los hijos, en las comidas, cuando se sale de excursión o de viaje, un misterio del rosario, cuando hay una necesidad, o un enfermo… Se trata de hacer de la oración algo cotidiano, diario. Además, muchos niños no tienen la posibilidad de ir a un colegio religioso, pero ahí está la familia, que es la Iglesia doméstica, en la que los niños aprenden a rezar y ver la vida de otra manera, a perdonar…”, afirman.
Un segundo paso es evangelizar a otras familias: “el párroco o el sacerdote no llega a tus vecinos, pero tú sí –afirman Alfredo e Inma-. Tú si estás viviendo lo mismo que tus vecinos, y puedes ayudarlos contándoles cómo has superado tú tal o cual problema, cómo hablas con tu marido o tu mujer… Lo importante es transmitir la alegría de ser creyente, de tener fe”.
Juan Luis Vázquez Díaz –Mayordomo.
Tomado de Alfa y Omega 3 de julio de 2014
Gracias a Maximiliano de la Vega
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