Espíritu Santo : ¡Tres símbolos para un mismo soplo de
Vida !
Durante Pentecostés, celebramos la venida del Espíritu Santo
sobre los apóstoles. Tercera persona de la Trinidad, consolador y defensor
enviado por el Padre, tras el Hijo, para guiarnos, el Espíritu de Dios está a
nuestro lado. La Biblia lo describe de múltiples maneras; del Génesis a los
Actos de los Apóstoles (¡y hasta hoy en nuestras vidas!), Él envía su soplo
sobre el mundo.
Volvamos a
encontrarnos con él a través de tres de sus símbolos:
-Viento: El Espíritu de Dios
es un espíritu de libertad; está aquí y allá, nada lo encierra ni lo
restringe. “El viento sopla donde quiere, y tú oyes su ruido; pero no sabes
de donde viene ni adónde va. Así es para todo hombre nacido del Espíritu.”
(Juan 3; 8). Indefinible, inalcanzable, su presencia es tanto caricia de la
brisa como ímpetu y movimiento en nuestras vidas.
-Fuego: El Espíritu de Verdad
es purificador. Consume en nosotros todo lo que no es Dios. Es luz y nos guía
en nuestras vidas. Para esto, nos dispensa sus 7 dones: sabiduría,
inteligencia, ciencia, fuerza, consejo, piedad, temor. San Juan Pablo II nos dejó una corta
oración para
pedir la gracia de estos dones al Espíritu Santo; los encontramos también en la letanía del Espíritu Santo.
-Paloma: El Espíritu Santo es
también Espíritu de Amor que trae la señal del renacimiento, de la paz,
de la vida nueva, de la ternura de Dios con sus hijos.
“En cuanto
Jesús fue bautizado, salió del agua; he aquí que los cielos se abrieron, y vio
el Espíritu de Dios descender como una paloma y posarse sobre él. Y desde los
cielos, una voz dijo: “Este es mi Hijo bien amado; en él he puesto todo mi
amor.” (Mateo
3; 16-17)
¡Para Pentecostés,
dense el tiempo para descubrir el rostro del Espíritu Santo, con este hermoso retiro sobre Hozana!