encuentro de Dios
Rezar es entrar en relación con Dios. Existen muchas maneras de rezar: recitando una oración, meditando la Palabra de Dios, conversando libremente con el Señor o
simplemente dejándose amar por él. He aquí 5 hermosas maneras de entrar en
el misterio de la presencia de Dios. ¡Pruébalas todas!
- La oración de
recogimiento. Se trata de una oración personal silenciosa que exige hacerse
totalmente presente a Dios, haciendo callar todos nuestros pensamientos.
Podemos entonces acoger la presencia del Señor en nosotros. Para Santa Teresa
de Ávila, que desarrolló esta práctica en sus Carmelos, Dios hace su morada en
cada hombre. La oración se convierte en un viaje interior. «Acalla en mí lo
que no eres tú, lo que no es tu presencia toda pura, toda solitaria, toda
apacible.» decía San Juan de la Cruz.
- La santa lectura o lectio divina. Esta lectura orante de la Palabra de Dios es una manera de entrar en conversación con el Señor. La oración se
apoya en un pasaje de la Biblia y se desarrolla en cuatro etapas:
-La lectura lenta (lectio)
en la cual Dios nos habla,
-La meditación del pasaje
(meditatio) para oírlo bien,
-La oración (oratio) para
contestarle,
-Y la adoración
(contemplatio) para entrar en comunión con Él.
- La adoración eucarística. Se trata de un tiempo contemplativo ante el Santísimo Sacramento expuesto
sobre el altar en una custodia. Es una oración del corazón, una cita de
enamorados con Cristo realmente presente en la hostia consagrada. Podemos
hablarle, mirarlo o simplemente disfrutar de su presencia y dejarnos amar. En
cada parroquia existen tiempos dedicados a la adoración. En algunas incluso
existe la adoración perpetua; el Santísimo está constantemente expuesto
y los fieles se turnan para una adoración continua.
- El rosario. Existen numerosas
oraciones a partir de un rosario. La más conocida es sin duda la hermosa oración del Rosario. Permite revivir los grandes momentos de
la vida de Cristo a través de veinte misterios. La repetición de la oración (el Ave María en el Rosario) a cada
cuenta instala un ritmo, como una respiración. La oración puede entonces
acompañarnos en nuestras tareas -trabajo, camino- y santificar nuestras
actividades diarias.
- Los salmos. Estos textos
poéticos del Antiguo Testamento son una escuela de oración por sí solos. En
150 salmos, pasamos por todas las emociones humanas. Así, sea cual sea
nuestro estado de ánimo, existe un salmo para expresar nuestro dolor o dar
gracias a Dios. Expresando nuestras peticiones a través de estos textos, nuestra
oración individual se une a la oración de los hombres a través del tiempo.
Como Cristo que retomó las palabras de los salmos para expresar su sufrimiento
durante la Pasión.