[Sobre la predicación del evangelio]
Hablo, pero hablo Tus cosas. "Anunciaré Tu verdad por mi boca". Si no Te agasajo, no soy Tú siervo; si hablo por mí, soy mentiroso. Que hable por Ti y hable yo son dos cosas; una Tuya y la otra mía; la verdad es Tuya, la boca mía. Oigamos qué verdad anuncie y qué misericordias realicé (
San Agustín Comentario al Salmo 88,2).
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